jueves, 4 de diciembre de 2008

DEFINIENDO EL CARÁCTER DE LA COMUNICACIÓN.

Por Antonio Alonso.
INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo haremos un recorrido por la historia del concepto de la palabra comunicación, a través del ensayo de Yves Winkin “El telégrafo y la orquesta”, analizando los esquemas de comunicación de Shannon y Wienner, la teoría de Bertalanfy y la postura de teóricos como Bateson y Watzlawick, miembros de la denominada Universidad invisible, acerca de estos postulados.

Veremos las modificaciones que ha sufrido el modelo general de comunicación, desde las manos de Shannon y Jakobson y las críticas que de él se hacen, hasta llegar a un análisis filosófico que nos introduce a la paradoja de que no es posible no comunicar.

Asimismo, fusionaremos las distintas teorías en una definición del término comunicación que nos llevará a una breve introducción de las tres premisas del Interaccionismo simbólico, según Herbert Blummer.

Este trabajo pretende concluir cuál es el verdadero sentido de la comunicación desde dos aristas distintas (el análisis del contexto y el de la interacción) para poder comprender la corriente que Blummer nos presenta.


¿QUÉ ES LA COMUNICACIÓN?

Yves Winkin califica al término comunicación como algo irritante, esto porque cual más la usa aplicando su propia perspectiva de lo que se supone que es (comunicación social, vías y medios de comunicación, hablar de una persona a otra, comunicación entre computadoras o satélites, comunicación entre animales), es usada por personas comunes, catedráticos, medios de comunicación (válgase la redundancia), empresas, instituciones, etcétera; todos usamos la comunicación.

Pero por lo mismo, por el hecho de que existen muchas variantes en la concepción de esta sencilla palabra, nuestro autor dice que es “un término fascinante”, ya que se puede analizar, criticar, desmenuzar y el resultado siempre es el mismo origen de la misma palabra.

Hacia el siglo XIV, en Francia aparecen los términos comunicar y comunicación, que básicamente significan “participar en común”. Hasta el siglo XVI, el sentido cambia a comulgar y comunión. Posteriormente, comunicación adopta el sentido de practicar y transmitir (una enfermedad, noticia, etc.). Es en 1960 cuando el diccionario Furetiere impulsa este último término, dándole aplicación hasta nuestros días.

Tomando como base la concepción de transmitir, es decir, pasar de A a B, se consideraron como medios de comnicación a trenes, teléfonos, periódicos, radio, cine, televisión, por ejemplo.

La palabra comunicación aparece en Inglaterra en el siglo XV, su concepción, similar a la francesa, es la de compartir; a finales del siglo se convierte en el objeto del que se participa en común y, dos siglos mas tarde el medio para proceder a esa participación. En Estados Unidos e Inglaterra, en 1950, el término designa a la prensa, cine, radio y televisión, casi a la par que en Francia.

Así, entonces, tenemos cinco conceptos diferentes acerca de la palabra comunicación:
Acción de comunicar algo a alguien.
La cosa que se comunica.
Acción de comunicarse con alguien.
Paso de un lugar a otro.

Pero, en 1970, el Grand Robert añade una definición que rompe todo el proceso realizado en el pasado y que lleva a la palabra a formar parte del vocabulario científico:
Toda relación dinámica que interviene en un funcionamiento. Teoría de las comunicaciones y de la regulación. V. Cibernética, información y comunicación.

¿Por qué se da este radical cambio en el esquema evolutivo de la palabra? La incisión se hace en 1948, resultado de la publicación que hace Norbert Wienner de Cibernética, y en 1949 con la publicación de La teoría matemática de la comunicación que hace Claude Shannon.

El primer caso que Winkin analiza es el de Wienner. Durante la Segunda Guerra Mundial, ése personaje se enfrenta al problema de tener que hallar la forma de que los cañones antiaéreos disparen y acierten a sus objetivos, a través de la predicción de sus posiciones futuras. Concluye que los cañones deben estar informados de la separación de la trayectoria real y la ideal de sus objetivos para abatirlos, progresivamente. Wienner reconoce el principio del feedback (retroacción, retroalimentación), haciendo de él el sustento de la cibernética, o ciencia del “pilotaje” (del griego kibernetes, que significa piloto o timón). “Wienner ve en el cañón que busca alcanzar al avión un brazo que lleva un vaso con agua a la boca”…,” un mismo proceso circular en que las informaciones sobre la acción en curso nutren a su vez (feedback) al sistema, permitiéndole alcanzar su objetivo. Toda acción tiene una consecuencia sobre su origen, por lo que la Cibernética lo concibe como un esquema circular, es decir, un sistema.

En busca de sacar este sistema del ámbito científico, el biólogo Ludwig von Bertalanfy busca una teoría general de los sistemas, para lo cual “investiga los principios que se emplean para los sistemas en general, sin importar que su aplicación sea en la física, biología o sociología”. Basado en esta empresa, Bertalanfy define sistema como “un complejo de elementos en interacción, interacciones cuya naturaleza no es aleatoria” los trabajos de Wienner y de Bertalanfy, progresivamente, dan origen a la sistemática.

La Teoría matemática de la comunicación de Shannon muestra un carácter lineal, contrario a la propuesta de la Cibernética y la Teoría de los sistemas, que son retroactivos. En un principio, Shannon, miembro de un equipo de ingenieros de la compañía de telecomunicaciones Bell Telephone hace investigaciones para mejorar el rendimiento del sistema de telégrafos (velocidad de transmisión, disminución de las pérdidas de ondas y determinar la cantidad de información que se puede enviar en un tiempo dado). Lejos de una Teoría matemática del telégrafo, Shannon logra una Teoría matemática de la comunicación, esquematizada en un muy cuadrado sistema general de información, cuyos elementos son:

La fuente de de información que produce un mensaje (la palabra en el teléfono).
El emisor, que transforma el mensaje en señales (el teléfono transforma la voz en oscilaciones eléctricas).
El canal, que es el medio utilizado para transportar las señales (cable telefónico).
El receptor, que construye el mensaje a partir de las señales.
El destino, que es la persona o cosa a la que se envía el mensaje.
Durante la transmisión, las señales pueden ser perturbadas por ruido (chirrido en la línea).

Este modelo gira en torno de la transmisión de la información, todo lo que tiene que ver estrictamente con su paso de A a B, y no tiene que ver con el proceso de su manipulación ni estética. Esto compone el primer esquema o modelo de comunicación, que básicamente se conoce como EMR (emisor, mensaje, receptor). Con el tiempo, ha sufrido muchas críticas y modificaciones, pero siempre permanecen estos tres elementos.

Ésta Teoría matemática de la comunicación representa un modelo abstracto, empleado por practicantes de todas las disciplinas: ingenieros, físicos, sociólogos, psicólogos y lingüistas. Incluso Roman Jakobson propuso su propio modelo en 1960, eliminando los componentes técnicos y dejando solo la forma general concerniente a las ciencias sociales:
-Emisor.
*Contexto.
*Mensaje.
*Contacto o medio.
*Código.
-Destinatario.

Por otro lado, queriendo reinventar lo que hace a la comunicación, evadiendo la teoría de Shannon, Bateson, Birdwhistell, Hall y Goffman, pioneros en la que Yves Winkin llama la Universidad invisible, hacen estudios en el fenómeno de la comunicación interpersonal, a través de estudios que parecieran solo hacernos reír.

El antropólogo Gregory Bateson busca formular una teoría general de la comunicación apoyándose en datos como los diálogos de un ventrílocuo con su marioneta, observaciones de nutrias jugando o estudios del comportamiento esquizofrénico. Ray Birdwhistell y Edward Hall son lingüistas que intentan extender el dominio tradicional de la comunicación introduciendo los estudios de kinésica (gestualidad) y proxémica (espacio interpersonal). Erwing Goffman es un sociólogo fascinado por la manera en que los pasos en falso, los bastidores o los asilos revelan la trama del tejido social, es decir, a través de la etnografía.

“Goffman fue alumno de Birdwhistell en Toronto y recibió una formación casi idéntica a la de éste en la Universidad de Chicago. Hall y Birdwhistell obtuvieron su formación lingüística de los mismos maestros. Birdwhistell trabaja a menudo con Bateson y Scheflen”.

A la obra de Bateson se sumaron Don Jackson y Paul Watzlawik. Stuart Sigman es seguidor de Birdwhistell y Goffman. Éstas dos generaciones de catedráticos y la tercera nunca se han reunido físicamente, su único contacto son cartas, encuentros accidentales, mensajes a través de otras personas.

La Universidad invisible se levantó en contra del modelo de Shannon, ya que (prácticamente) proponía una posición de la filosofía clásica acerca de la comunicación: “la comunicación entre dos individuos es un acto verbal, consciente y voluntario”. La Universidad dice: “si todos los hombres se mueven, alimentan, reúnen, emiten sonidos, etcétera, ¿cuáles, de entre los millares de comportamientos corporales posibles, son los que retiene una cultura para construir conjuntos significativos?”. La propuesta es determinar que, si bien toda acción es consciente y voluntaria, ¿tiene todo este conjunto un significado dentro de la comunicación de un grupo?
Esta afirmación conlleva a que “todo hombre vive necesariamente en y por los códigos, ya que todo comportamiento supone su uso”. De ser esto cierto, no es posible no comunicarse; absolutamente todo lo que el individuo haga o diga tiene forzosamente un significado, desde un estornudo hasta el hecho de estar muerto, en cada fenómeno hay signos.

Paul Watzlawick, Janet Beavin y Don Jackson, en Una lógica de la comunicación encuentran en este axioma una paradoja: “desde que un individuo abre la boca y le habla a otro utiliza una multitud de reglas: de formación de lenguaje, de uso de un nivel de lenguaje apropiado para el interlocutor, el tema abordado, el ligar en que se encuentran, los tiempos de habla en cada interlocutor, etc”. Concluyen que la comunicación es un todo integrado; la comunicación es un proceso social que suma las palabras, gestos, miradas, el espacio, es decir, lo que se dice y lo que no se dice.

Haciendo el análisis de lo que no se dice, Birdwhistell y Scheflen dicen que los mensajes procedentes de la comunicación no verbal no tienen significación intrínseca, solo en el contexto en que se está danto la comunicación, por lo que hay que hacer un análisis de contexto y no de contenido, contrario al modelo de Shannon (otra vez). Por lo que si la comunicación es solo un proceso verbal y voluntario, el sentido se encuentra solo en la información que el emisor proporciona; sin embargo, si la comunicación es un proceso contextual, el sentido se encuentra en el conjunto del hecho. Es esta conclusión la que lleva a los miembros de la Universidad a hacer observación de campo, “la complejidad de la menor situación de interacción es tal, que es vano querer reducirla a cierto número de clasificaciones”. Es decir, el conjunto es el que tiene el significado, no los elementos por separado.

Albert Scheflen compara a la comunicación con una orquesta, dice que cada ejecución tiene elementos particulares que, a su vez, siguen un orden superior. La composición musical tiene partituras explícitas, escritas y conscientemente aprendidas y repetidas, mientras que la comunicación no tiene una regla específica, pero que ha sido aprendida conscientemente.

Así, cada individuo participa en la comunicación, en vez de ser su origen o su consecuencia. Este modelo orquestal de la comunicación hace referencia al sentido original de la palabra comunicación: la puesta en común, participación, comunión. Puedo concluir que, la comunicación es un proceso de interacción recíproca.
Ahora bien, ya que vimos que la comunicación debe basarse en el análisis e interpretación contextuales, y que es un proceso de constante interacción, cabe hablar a continuación de un tema que fusiona a éstas dos aristas perfectamente en una sola teoría.


COMUNICACIÓN: PROCESO CONSTANTE DE INTERPRETACIÓN. EL INTERACCIONISMO SIMBÓLICO.

Herbert Blummer es uno de tantos que emplea el término Interaccionismo simbólico para referirse al estudio de la vida del hombre; algunos estudiosos son George Herbert Mead, John Dewey, Florian Znaniecki, Robert Redfield, por ejemplo. Aunque el trabajo de Blummer explica su propia perspectiva y es pionero en establecer los principios de este tratamiento metodológico, su obra se basa parcialmente en el pensamiento de George Herbert Mead.

El Interaccionismo simbólico tiene tres principios normativos o premisas, que buscan especificar la posición metodológica de ésta ciencia empírica.

El ser humano orienta sus actos hacia las cosas en función de lo que éstas significan para él. Blummer sostiene que “el significado que las cosas encierran constituye un elemento central en sí mismo; ignorar el significado de las cosas conforme al cual actúan las personas equivale a falsear la información. Un ejemplo práctico será que tengamos a un corredor de carreras, un mecánico automotriz, un asesor de una compañía de vehículos, un taxista y un ciudadano promedio alrededor de un automóvil (Sentra 2009). En primera instancia, todos ven un automóvil, sin embargo, todos ven algo diferente en el automóvil debido al contexto de cada cual, es decir, su mentalidad; el corredor de carreras empezará a ver el tipo de motor, la capacidad del tanque de combustible, el derrape, los neumáticos, el índice de aceleración y la velocidad máxima, esto para poder correr en una carrera; el mecánico automotriz revisará que todas las piezas del auto estén en su lugar y en óptimas condiciones, esto para que el auto sea más seguro; el asesor ideará como vender el auto y a qué persona ofrecérselo, porque su trabajo es la venta de los autos y gana por comisión, es decir, por auto vendido; el taxista le pensará al rendimiento del tanque de combustible y el costo por kilómetro recorrido, la capacidad de carga de pasajeros y de la cajuela, porque entre más le quepa al coche más gana por viaje; el ciudadano promedio hará preguntas vagas sobre el auto y su precio, comparará qué color se ve más bonito y se lo dirá a su esposa para saber si lo compra o no, porque lo quiere para trasladarse con su familia en paseos, para llevar a los hijos a la escuela, para ir a la oficina a trabajar, etc.

El significado de estas cosas surge como consecuencia de la interacción social que cada quien mantiene con terceras personas. El Interaccionismo simbólico no cree que el significado emane de la estructura intrínseca de la cosa que lo pose ni que surja como consecuencia de una fusión de elementos psicológicos en la persona, sino que es fruto del proceso de interacción entre los individuos. No existe ejemplo más claro que el de una madre enseñándole a su hijo que los juguetes son para jugar, es decir, ¿cómo aprendemos que una silla sirve para sentarse? Antes que la interacción directa, se trata de la simple observación. La madre toma una sonaja con su mano y la agita para hacer que suene, el objetivo es lograr que al niño le agrade el sonido o cierta variación del sonido para que empiece a jugar , o quizás simplemente agitando la sonaja se divierte; así es como aprende que la sonaja es para entretenerse. También, ¿cuántas veces no hemos visto que le regalan a un niño pequeño una pistola? Tan pronto como la ve la tía fastidiosa empieza a decir “ya quítale esa cosa al niño porque sino va a ser muy violento y no vas a soportarlo”, por otro lado dice alguien más “así es como se enseñan”; sin embargo, ¿cómo sabrá un niño que una pistola en realidad sirve para matar? Igual que con la sonaja, el niño necesitaría ver cómo es que en realidad se usa para poder hacerlo, es por eso que algunos niños, al ver una pistola de juguete hacen sonidos como “Bum, bum”, imitando una pistola. Para algunos niños, una pistola no tiene ese significado de arma mortal, por lo que la usan para mojar a todos, si es el caso de una pistola de agua, o prefieren ignorarla porque no saben qué es lo que tienen en sus manos.

Los significados se manipulan y modifican mediante un proceso interpretativo desarrollado por la persona al enfrentarse con las cosas que va hallando a su paso. Con esto se quiere decir que las cosas nunca tienen el mismo significado, conforme se interactúa con otros objetos o con éste mismo, el concepto que de él se tiene tiende a mutar. Volviendo a tomar el ejemplo de los automóviles, suponiendo que tengamos un auto X, alguien nos comenta que el motos es una porquería, que mejor compremos un auto Y, cuyo motor rinde más, es mas potente, etcétera; en nuestra mente empezamos a hacer la comparación que nos lleva a despreciar el auto que tenemos. Por otro lado, tenemos el auto nuevo, sin rayones, buen cuidado, pero cuando una piedra raya la pintura pueden pasar dos cosas: lloramos y buscamos como locos quién lo repare, o el auto ya no vale lo mismo para nosotros. Asimismo, hay quienes tienen un mismo auto por más de diez años y no lo cambian por nada (hasta le dicen “el Duvalín”), también hay quien cambia de auto cada año, o quien cambia cada vez que tiene la oportunidad, interviniendo las emociones vividas en o con el auto, o lo que el auto significa para él, su sentido de arraigo. Otro ejemplo es cuando un chavo no tiene novia, en ese momento desea, con todo lo que puede, tener una novia, la que sea, pero cuando la tiene le encuentra defectos (es muy pedinche, muy empalagosa, muy caliente o muy reservada, muy parlanchina, muy zorra, etcétera), y decide mejor no volver a tener novia porque se crea en su mente esa imagen acerca de las mujeres cuando tienen una relación.

CONCLUSIONES

Me agradó mucho el texto de Winkin, ya que haciendo una crítica a los modelos de comunicación en un análisis histórico, me permitió elaborar mi propio concepto acerca de lo que es la comunicación: un proceso de interacción recíproca. Aunque eso de “interacción recíproca” tiene sus contradicciones, ya que no siempre será recíproca nuestra actividad, por ejemplo, podemos interactuar con una hoja de papel ya que, al escribir en ella, podemos ver lo que hemos escrito; sin embargo, no podemos interactuar con una roca (a menos que se trate de un objeto prehispánico).

Creo que “interacción recíproca” se acerca a lo que es “interaccionismo simbólico”, en el sentido de que éste último tiene que ver con la participación de varias personas o personas con objetos, puesto a que su interacción constante va a hacer que los significados acerca de las cosas siempre van a cambiar. Una interacción constante y recíproca puede repercutir en la mentalidad de las personas.

El Maestro Fernando Moreno comentó “según el interaccionismo simbólico, la comunicación es un proceso constante en que nos ponemos de acuerdo acerca del sentido que tienen las cosas”. Ese proceso constante de acordar algo no quiere decir (forzosamente) que deba haber un acuerdo, sino que siempre va a haber un debate acerca de lo que significa para ambos un mismo objeto. Es decir, el debate no concluirá, pero la percepción de lo que el objeto significa para alguien se hará más grande, el sujeto A dirá: “Ahora se porque le gustan las galletas de animalitos”; el sujeto B dirá: “Ahora se porque no le gustan las galletas de animalitos”. Por igual, podrán conocer otras características, como su historia familiar, y su percepción acerca de esa persona será aún más diferente.

No me quedó muy claro eso de el análisis de lo que no se dice, ya que la Universidad invisible lo atacó por un lado, a su vez lo adoptó para crear un axioma comunicacional acerca del análisis contextual. ¿A caso se referían a la exageración en que había caído la idea? De ser así, entonces el Maestro Moreno tuvo la razón al decirnos en una clase “la cultura es simbólica”, ya que se enfoca en el estudio de las situaciones y los momentos, mas no en el estudio de los objetos por separado.


BIBLIOGRAFÍA

“El telégrafo y la orquesta”, encontrado en LA NUEVA COMUNICACIÓN, de Yves Winkin.
La Posición Metodológica del Interaccionismo Simbólico, de Herbert Blummer.
Las conclusiones vienen ciento por ciento de mi cosecha.