martes, 7 de octubre de 2008

MANUAL DEL BUEN MUCHACHO

APRENDA A SER UN BUEN MUCHACHO EN DIEZ SENCILLOS PASOS

[Por Antonio Alonso]

Algunas veces nos preguntamos si lo que hacemos es lo correcto o si lo que hacen nuestros antagonistas es lo correcto. ¿Quién tiene la razón en sus acciones? “¡Maldita sea!” digo cuando dudo acerca de mi futuro. Cuando quiero comprar una entrada para una función de cine debo esperar sesenta turnos, mis opciones son a) esperar y b) matarlos a todos para pasar en seguida. Cada decisión que tome trae consigo una serie de consecuencias más y otras opciones con variadas conclusiones, ninguna de ellas promete un retroceso ya que, después de tomar una decisión, la retrospectiva solo sirve para saber de donde venimos y hasta donde hemos llegado.
Por otro lado, siempre vemos la vida como una historia en que hay buenos y malos, pero qué tal si los buenos son los malos, y los que para los buenos son malos son los buenos, es decir, los roles son al revés (dependiendo de quién los analice).

Todos debemos contar con una guía para ser buenos muchachos, que nos permita anticiparnos a los regaños de los padres para hacerles ver que los regañados deberían ser ellos, que lo que hacemos es lo correcto, es lo mejor para nosotros ya que así es como lo queremos.

Por estas y otras razones, a continuación presento EL MANUAL DEL BUEN MUCHACHO.

1.-
Una persona me dice siempre “Júntate con pendejos y dirás pendejadas”. ¿Qué quiere decir esto? Uno debe siempre saber con quienes se desenvuelve, conocer a las personas a las que se les confiará un secreto, saber seleccionar a los amigos. El MANUAL DEL BUEN MUCHACHO dice “acércate a aquellas personas de las que siempre podrás sacar algún provecho”. Aunque claro, no todo es gratis, los favores siempre son recíprocos y se cobran en algún momento.

No importa qué clase de favor te pidan, hazlo; recuerda que siempre tendrás los beneficios de estar con estas personas. Si tienes que incendiar un lote de autobuses de la ruta 6: 1) estarás beneficiando a la sociedad ya que son de los peores autobuses, 2) si el concesionario se queja, di que no fuiste tú, pues el horario escolar apenas te permite comer e ir al baño, 3) siempre habrá otro pendejo a quien culpar, 4) recuerda la regla dorada “los policías son como las prostitutas: si les pagas hacen y dicen lo que quieras”, 5) tú no tienes la menor idea de lo que dicen, pues te agarraron en la calle por ser el primero al que vieron.

2.-

Cuando en el Café se te acerca una indita nunca le das dinero porque piensas que lo gastará en alcohol o en comida para sí misma; cuando llevan bebes te das cuenta de que están drogados, lo que hace que aparentemente estén dormidos. EL MANUAL DEL BUEN MUCHACHO dice “el dinero es tuyo, tú sabes cómo lo manejas”.

Ésta regla del manual indica que tú decides si prestas dinero o lo pides prestado; en este ejemplo, a la indita no le podrías prestar dinero ya que corresponde al tipo de persona que incumpliría con parte de la regla 1, ella es egoísta y nunca hará algo por ti, por lo que decides que no le prestarás dienro.

3.-

Siempre que vemos a alguien, conocido o desconocido, nos creamos una “imagen mental” de esa persona, prejuiciándola por la ropa que usa, sus modales, sus palabras, etcétera. La mayoría de los resultados de prejuiciar a alguien coinciden en que la persona nos “cae mal”. Muchas personas nos caen tan mal -aún conociéndolas a fondo-, que nos estorban con su simple presencia, no importando que estén a cinco metros de distancia.

EL MANUAL DEL BUEN MUCHACHO dice “si alguien te cae mal, deshazte de él (o ella)”. Ahora bien, “¿Cómo puedo deshacerme de las personas que no quiero?”, me preguntan mis amigos, a lo que contesto “Fácil, todo lo que tienes que hacer es conseguir una Mágnum .44 ó una Lugger”, me preguntan “¿Y eso para qué?”, a lo que contesto lo más claro posible “Para volarle la cabeza en mil pedazos; si esa persona te molesta con sus ideas, molestará a los demás con su sangre”.

Te recomiendo que, cuando te vayas a “cargar” a alguien, lo hagas en un lugar donde no manche la ropa de los demás, ni ensucie el piso con su sangre, ya que a nadie le gusta limpiar esas malditas manchas que parecieran ser permanentes. Una vez lo hice en mi casa y mi mamá se enojó…, tuve que comprarle un juego de sala nuevo.

4.-

La ilusión de comprarse un auto nuevo deja en las personas una sonrisa muy especial, tan agradable que los que los ven también sonríen. Sin embargo, un auto nuevo –como todos piensan- debería conservar, a lo largo de su duración, su limpieza y aroma, así como su equipamiento y la piel de sus asientos en óptimas condiciones.

Para evitarse muchos problemas y no invertir demasiado, EL MANUAL DEL BUIEN MUCHACHO DICE “compra un auto ‘americano’ polarizado, legalizado, con cuatro juegos de placas de nominación diferente”. Te recomiendo que compres una LOBO, son los autos de moda entre la High.

Además de que tienes un auto bonito, grande y súperequipado, no inviertes mucho dinero en él y no da tanta lástima invertir en limpieza, por ejemplo, ya que la sangre en los asientos de piel sólo requiere limpiarse con una franela húmeda; pero mucho cuidado, ya que la piel puede rasgarse, y las costuras en éste tipo de materiales se ven espantosas.

Otro de los beneficios de estos vehículos es su capacidad de carga, si te deshiciste de varios estorbos -como ya explicamos algunos incisos atrás- puedes llevarlos en la batea de la camioneta, cubiertos con su protector de equipaje, no te preocupes por si hacen mucho ruido ya que las nuevas unidades vienen equipadas con un material que aísla el sonido del compartimiento y te permite escuchar tu música de Paquita la del Barrio y K-Paz de la Sierra tranquilamente.

5.-

¿Quién dice que el egoísmo es malo? Hay quienes lo practicamos diariamente y casi como una religión, nos apegamos tanto a ello que ya nos sistematizamos. Se trata de cuidar nuestras cosas y a nosotros mismos sin fiarnos ni depender de los demás, ni esperar a que ellos hagan las cosas, etcétera.

EL MANUAL DEL BUEN MUCHACHO dice “prefiero que le pase a él y no a mí”. Con este proverbio queda estipulado que debemos ser egoístas; si yo me esfuerzo mucho por cumplir con mis tareas y el otro “se me pone pendejo” debo defender lo que hice y procurar su continuidad, con esto la persona que no cumple se convierte en un estorbo y, automáticamente, se aplica la regla número 3.

Por otro lado, cuando las cosas le ocurren a un tercero siempre es motivo de risa, ya que no se cuidó ni vigiló que se cumpliera la regla de éste inciso, es decir que debió enviar a otra persona para que lo hiciera.

6.-

Un amigo mío instaló una casa de empeños hace aproximadamente dos años, pero gradualmente sus clientes se volvieron morosos en sus pagas, al grado de que algunos tardan meses en pagar parte de las mensualidades. Mi amigo me preguntó “¿Cómo puedo hacer para que mis clientes me paguen?”, a lo que –basado en mi experiencia profesional- contesté “Es muy fácil, ¡amenázalos!”. Aquél tardó en comprender todo lo que englobaba el concepto, pero terminó por aceptar mi filosofía acerca de los deudores morosos.

EL MANUAL DEL BUEN MUCHACHO dice “no dejes que te quiten lo que no te den”. Aunque suena complicado, este punto es en realidad muy sencillo. Por ejemplo, una persona llega a ti –temerosa, cabizbaja e insegura-, se te acerca mientras hablas con uno de tus amigos (uno de quellos que se dedica a hacer todo lo que le indicas, que por cierto llegó a ser amigo tuyo empezando como la persona que llegó a tu casa en este ejemplo) señalándole amablemente los errores que cometió en la tarea que le encomendaste, te pide prestados cien mil dólares y en garantía de pago de deja un rolex; este amiguito promete saldar su cuenta en un plazo de no más de seis meses, accedes al trato y te reservas comentarios.

Transcurridos los seis meses, este individuo va a tu casa aún más temeroso que la primera vez, tus amigos que te apoyan protegiendo tu casa –armados, como buenos profesionales de la seguridad que son- lo toman del brazo y lo llevan amablemente hasta la habitación en que te encuentras. Una vez reunidos, lo miras fijamente y le sonríes, él no pronuncia palabra, le preguntas “Y, ¿cómo te ha ido?”, tartamudeando y viendo al piso te contesta “Bien, gracias”. En el momento en que accedes a preguntarle por el pago, de la manera más amable, él te expone veinte problemas y al final pide una prórroga; tú :
Le pegas una bofetada y permites la prórroga.
Le rompes un brazo y permites la prórroga.
Te quedas con su hija mayor y perdonas el pago.
Aplicas la regla 3 y le regalas un ramo de rosas a la viuda.

7.-

Desde niño he tenido muchas mascotas, gustaba mucho de jugar con ellas a “policías y ladrones”, “terroristas rusos” o a “escondido o secuestrado”. Aún recuerdo a Ernst, mi perro Golden Retriever; siempre jugábamos juntos y él siempre era el secuestrado –igual que el resto de mis mascotas-. Lo único malo de los juegos es que siempre había un muerto y, para que mis padres no me regañaran, me veía obligado a esconder los cuerpos (algunos los enterraba en el patio, otros los vendía a la taquería y otros los mutilaba para poder meterlos en un costal para basura, para que el camión se los llevara), ésta técnica siempre me funcionó, al grado de que toda mi infancia la pasé al lado de una buena mascota.

EL MANUAL DEL BUEN MUCHACHO dice “cada vez que apliques la regla 3 recuerda ocultar lo que te evidencie”. Aquí no hay mucho que explicar, basta con deshacerse del cuerpo (debes ocultarlo tan bien que deberían transcurrir varios años antes de que alguien lo encuentre) y asear el lugar minuciosamente, para que el propietario no se enoje y no haya problemas en el futuro.

8.-

Lo que a continuación describiré no tiene aplicación en EL MANUAL DEL BUEN MUCHACHO, ya que depende casi directamente de la reputación que haya ganado el lector a lo largo de su trayectoria profesional.

Cuando la corte me “permitió” ir a la carcel para “comprender el estilo de vida de los internos” durante unos cuantos años (no recuerdo su fueron dos o siete años), muchos de mis amigos me felicitaron por lo que estaba haciendo y por poner por primera vez un pié en la prisión –con la frente en alto y orgulloso de mí mismo-. Dentro del reclusorio yo no tenía conocidos, pero era como si toda mi familia viviera ahí dentro: me hacían favores, me daban información, incluso yo vivía mejor que todos los demás (tenía una radio, cocina, una cama matrimonial, bebía champán y comía manjares mejores que los que como diariamente en casa).

La policía me trató como si fuera yo uno de sus colegas, hasta me permitieron establecer un pequeño negocio informal de venta de hierbas exóticas en variadas presentaciones (esto para favorecer la economía dentro del reclusorio).

Cuando cambiaron al personal, algunos ya sabían como tratarme, los que no lo sabían tardaron un poco en acoplarse al sistema, pues mis amigos internos se encargaron de explicarles el funcionamiento.

En fin, cuando salí no quería volver a poner un pié dentro, ya que –a pesar de haberme acoplado muy bien- no me simpatiza el sistema administrativo.

9.-

Desde que era un pequeño, mis padres nunca estuvieron de acuerdo con que me juntara con quienes hoy son mis mejores amigos. De ellos aprendí el humilde oficio de las copias de seguridad –sector productivo que es despectivamente conocido por la policía como “piratería”-, la distribución de productos a bajo costo –muy difíciles de conseguir, ya que los conductores de los camiones viajan armados-, incluso aprendí el arte de las relaciones públicas.

EL MANUAL DEL BUEN MUCHACHO dice “los camaradas son mejores que los amigos”, esto quiere decir que la conciencia incompleta de los amaradas hacia uno permite que se nos den consejos más completos e incluso conceptualizados de una forma introspectiva.

Si en vez de excelentes camaradas hubiese tenido excelentes amigos, hoy en día yo no sería quien maneja todos los asuntos de seguridad y tráfico en la ciudad, quizas fuese dentista, abogado –o en el peor de los casos comunicólogo, tendría uno de esos empleos horribles que se ganan la vida deshonestamente, sin esforzarse ni valorar las cosas basándose en el sudor de la frente.

Ejemplo de lo anterior, el alcalde Herrera me solicitó por escrito, hace unos meses, que le consiga zapatos italianos y puros cubanos, mismos que conseguiré gracias a la camaradería que he adquirido a lo largo de mi trayectoria profesional, camaradas a los que he aconsejado y que ya son grandes hombres de éxito –algunos de ellos “se mueven” en el ámbito de la política estatal, nacional y hasta en los Estados Unidos-.

La camaradería no debe limitarse solo a las personas cercanas, ya que siempre es bueno tener contacto con las personas que vemos diariamente en cualquier momento: la señora metiche de la casa vecina, el vendedor de volovanes, el “periodiquero”, el señor que vende volovanes y coca… (ese adictivo refresco); menciono esto ya que uno nunca sabe de quién va a necesitar favores el día de mañana, en este momento estaríamos aplicando la regla 1. Como no todos conocen perfectamente lo que significa ser un buen camarada, la regla 1 carece de una aplicación total, por lo que el dinero viene a reemplazarla; no quiero decir que se trate de un soborno, sino que estamos pagando por un servicio que queremos que se nos preste (con dinero baila el perro).

10.-

Entre nosotros siempre somos fraternales cuando no se habla de negocios, así que una vez cada semana comemos en casa de uno de los miembros de nuestro círculo social, invitamos a nuestros camaradas, a los jefes de nuestros camaradas y a nuestras familias. Nos reunimos en el jardín y preparamos deliciosas carnes asadas preparadas con recetas únicas, traídas desde Italia por nuestros familiares ascendentes y mejoradas por las mujeres (esto como prueba de que ya son aptas para contraer matrimonio). Entre nosotros hacemos esto con el fin de conocer a la familia de uno y del otro, y brindar protección cada vez que alguien esté en problemas y no haya pretexto de que no se conocía a la persona.

EL MANUAL DEL BUEN MUCHACHO dice “todas las familias forman parte de una gran familia”; cabe aclarar que “todas las familias” no se expresa literalmente, sino que se trata de la familia de cada miembro del grupo, es decir que, si se trata de un grupo de siete personas, se habla de una gran familia formada por siete familias; cada gran familia tiene la posibilidad de acercarse a otra gran familia, pero cada familia no puede pertenecer a dos grandes familias al mismo tiempo, ya que los estándares y el sentimiento de pertenencia, además de la cultura de cada cual lo impiden; por otro lado, las grandes familias tienen que decidir si esa familia que desea el cambio puede desprenderse de una y unirse a otra.

-----------------------------------------------------------------------------------

Hasta aquí llega la primera entrega de EL MANUAL DEL BUEN MUCHACHO, más adelante publicaremos otras características de los buenos muchachos, ya que las siguientes ediciones incluirán testimonios de personas que han seguido mis pasos y se convirtieron en personas de éxito (Arnold Schwarzenegger, alcalde de California; Carlos Salinas, expresidente de México; Carlos Slim, propietario de TELMEX; sub-Comandante Marcos, entre otros). Además, incluiremos un disco compacto con las conferencias que impartí en el CERESO de Poza Rica la última vez que fui a despejar mi mente durante cinco años.

-----------------------------------------------------------------------------------

EL MANUAL DEL BUEN MUCHACHO:
APRENDA A SER UN BUEN MUCHACHO EN DIEZ SENCILLOS PASOS.
Edición de Colección, XV aniversario.

Autor: Leone, Antonio.

Primera edición: mayo de 1983.
Editorial: Fondo de Cultura Económica.

Vigésima edición: octubre de 2008.
Editorial: Editorial de la Universidad Veracruzana.

0 Lo que la gente comenta: