jueves, 16 de junio de 2011

Año Cero 2

-No puedo creer que hayas hecho tantas copias con tan poco ADN, Denis. ¿Seguro que no saldrán cada vez más degenerados al usar la sangre de los clones para seguir haciendo monos?
-¿Eres estúpido, Daniel?

Había transcurrido el equivalente a 25 años, de acuerdo con el equivalente temporal del planeta donde se desarrollaba el Proyecto Terra. Varios cientos de copias se hicieron para estudiar la psicología que llevó a los habitantes del planeta azul de Andrómeda a su destrucción. Muchas copias vivieron sólo unos minutos, otras sobrevivieron unos meses o un par de años. Las copias inútiles o muertas fueron inmediatamente incineradas. Crocman contaba con un almacén enorme repleto de muestras de sangre para clonar a cada tipo de mono, como les llama Orlov.

-Tenemos una reserva de sangre casi incuantificable de la que podemos hacer uso. Sólo a nosotros nos interesa que se use o se deseche. A estas alturas, ésta raza ya no es de interés para las autoridades del Ministerio. Por otro lado, estos seres son remotamente parecidos a los monos; sin embargo, he estudiado su anatomía. La antropología forense sugiere que son parientes, incluso son originarios del mismo planeta. Es obvio que éstos son merecedores de un nuevo nombre, como la especie pensante que son. Más adelante se me ocurrirá, o a ti, que eres el lacayo creativo de éste laboratorio. A todo esto, ¿qué tal vas con tus proyectos de la universidad?

Daniel Devlin era un joven originario de la colonia lizarda en la luna Grant, en Andrómeda. Se trata de un chico emprendedor y muy creativo, especializado en antropología terránea, por lo que estaba familiarizado con el trabajo de Crocman. La universidad de Grant le otorgó una beca promovida por el mismo Denis Crocman, quien ya sabía del muchacho.

-Dentro de poco los presentaré. Muchos de mis trabajos son una propuesta de lo que pudieron ser capaces los monos, desde un futuro más próspero y prometedor hasta una destrucción apocalíptica y perjudicial para los confederados en el Ministerio.
-Suena interesante, me gustaría echarle un ojo. Quizás pueda aportar algo.

Denis era el ídolo de Daniel. Al escuchar eso, al joven ayudante le templaron las piernas de la emoción. Aunque al estar colaborando en el laboratorio de Crocman ya nada era extraordinario, su ídolo se convertía en algo común cada día.

-Es una excelente idea.

Al momento se acercó a una pantalla y tecleó una cuenta y contraseña, se abrió una base de datos. Se encendió el proyector holográfico, ocho pequeños puntos distribuidos entre el techo y el piso del laboratorio. Daniel comenzó a explicar lo que se veía en las diapositivas, arquitectura, armas y alineaciones militares, folclor y gastronomía, actividades parlamentarias, batallas, literatura, teatro y música. Denis estaba sorprendido, muchas de esas cosas ni siquiera habían sido inventadas.

-Entonces, ¿dices que es posible una predisposición o configuración de ciertas actitudes?
-Así es, profesor. Es posible que anteriormente alguien haya decidido que ocurriera esto.
-¿Estas consciente de que hablamos de más de cinco mil años de datos inútiles, conocimiento basado en un error?
-Y es posible que vuelva a ocurrir. De alguna manera, es lo mismo que usted estaba experimentando con los lizardos involucionados; no resultó como usted quiso y tuvo que destruirlos.
-Carajo, Daniel –un grito furioso y ensordecedor-. Que yo no lo hice ni fue mi idea. “Reiniciar el experimento” fue interpretado como “esterilizar” por ese inútil comandante Orlov.
-Ya, tranquilo, respire. Cuenta hasta diez. Quisiera conocer a ese inútil del que tanto se queja.

Denis se tranquilizó, respiró profundamente y se incorporó de nuevo a la conversación.

-Lamento haberte gritado, Daniel. Me gustaría saber más sobre esa construcción enorme que mostraste… Esa que dices que podría ser la primera forma de cultura.
-¿Atlántida? Una civilización muy avanzada, cultural y tecnológicamente. Puede que los monos sean tan civilizados como nosotros en su primera etapa.
-Me ha fascinado tu presentación. Yo creo que no necesitas añadirle más, es simplemente perfecta. Vamos afuera por un momento, quiero bajar al jardín a respirar un poco de aire fresco.

Ambos caminaron por el pasillo principal de la cúpula hacia la plataforma elevadora. El laboratorio es el espacio contiguo al despacho de Crocman, ambos en la parte baja de la cúpula. En el nivel de arriba estaban el almacén, la oficina de seguridad y otros servicios como el comedor. En la parte superior se encuentran la armería, las barracas del personal de seguridad, la sala de conferencias y el cubículo de comunicaciones. El último nivel, el superior exterior tiene un pequeño lobby con una puerta que da a un enorme hangar, donde hay varias naves de transporte de personal y algunas de escolta de seguridad; en el hangar está también el cuarto de mecánicos y un acceso directo a las barracas.

En el laboratorio se hacen muchas cosas, análisis forenses, geológicos, botánicos, estudios genéticos, antropológicos. Un lugar enorme. Al fondo había una mesa con una larga fila de probetas encima, en frente varias cápsulas con embriones adultos, listos para estudiarse desde los órganos hasta su psicología. Todas las cápsulas estaban marcadas con una luz roja, excepto una, marcada con verde, que indica que el sujeto próximamente estará listo para ser liberado. Una luz azul indicará entonces que el sujeto debe liberarse, sin embargo ésta operación debe hacerse manualmente.

Un largo beep interrumpió el descanso de los científicos. Estaban recostados bajo un enorme y antiquísimo roble, disfrutando de su fresca sombra en lo alto de una llanura, cerca de un río caudaloso. El sonido del agua los había relajado hasta dormir. Despertaron asustados por el repentino aviso de la computadora que se comunicaba por el proyector de la pulsera del profesor. Se encendió un pequeño foco azul que proyectó una delgada línea que abrió como abanico, se distinguía la cápsula del sujeto marcada con la luz azul. Empezó a hablar una suave y grosa vos computarizada, que hacía pausas como si estuviera articulando cada oración con mucha paciencia.

-Profesor Crocman.
-¿Sí, Bertie?
-El sujeto número cuatro está listo para ser liberado, profesor. ¿Desea que  comunique al Ministerio?
-No, Bertie, gracias. Antes quisiera comprobar que el Sujeto Cuatro tiene mayores expectativas de vida. Yo mismo informaré al comandante Orlov. Muchas gracias, Bertie; en un momento subimos.
-De nada, profesor.

Se cerró el abanico de luz y el proyector se apagó. Con algo de esfuerzo, ambos se levantaron y se esturaron, bostezaron y se dirigieron a la plataforma. De camino arriba, platicaron.

-¿Expectativas de vida, profesor?
-Sí, hice algunas modificaciones con ingeniería genética, creo que esta nueva raza será un poco más resistente al clima del ecosistema del domo.
-Es increíble cómo luego de tener un clima como el del domo llegaron a un clima desértico y sobrevivir en él casi mil años.
-Es por eso, zopenco, que no sobreviven aquí. Se adaptaron por completo al clima caliente; aquí en seguida adquieren enfermedades por el cambio de temperaturas. 

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